martes, 9 de diciembre de 2008

Hacia Paso Huemul

Hacia Paso Huemul Desarmamos nuestras carpas a metros del Refugio Paso del Viento ( que queda a una hora y media al sur del paso ) y nos fuimos caminando por praderas verdes protegidos por una gigantesca morena que nos separaba del los Hielos. Parecía como si una gigantesca pala mecánica hubiera pasado, armando una montaña de escombro lineal, de 200m de altura y 5Km de largo. Esa es la fuerza del glaciar. Y su paciencia milenaria. Pasamos lagunas, chorrillos, balcones. Incluso nos equivocamos un poco y nos fuimos muy al Oeste, y tuvimos que volver sobre nuestros pasos para bajar al vallecito y subir por la ladera opuesta. No me preocupa no encontrar marcas y hago mi propio camino. A veces implica caminar algo de más, pero como las condiciones meteorológicas ayudan, no representa peligro alguno. Se hace un poco largo. Cargamos agua sabiendo que en la aproximación al paso Huemul no va a haber. Comienza a soplar, en serio. 100 Km/h, arrachado.




300m debajo del paso, se hace difícil mantenerse en pie. Camino de cornisa, hay que usar las manos, y estabilizarse. El viento es impresionante. Se lo escucha venir. Comenzamos a predecir su palpitar, y nos anticipamos. Cuando se calma, aprovechamos para ir rápidamente al siguiente lugar firme, para aguantar la siguiente embestida. No es nada divertido. Impresionante, si. Pero no nos gusta. A 100m de la cumbre comienzan a desaparecer las ráfagas. Quiero decir que se transforma en 100Km/h sostenidos, con poca variación. Y nos largamos a subir corriendo. Nunca había subido corriendo 100m de desnivel con la mochila cargada, pero el viento nos empuja como si un forward de los Pumas estuviera detrás nuestro potenciando nuestra subida. No se puede creer! No es difícil hacerlo, y resulta divertido. En la cumbre, se protegen del viento agachados detrás de rocas, agrupados de pares. Somos cinco, quedo solo. No podemos hablarnos, porque no nos escuchamos. Vamos, así salimos de esto. Pego una última mirada a los Hielos Continentales. Es casi tan impresionante como Paso del Viento. Pero sin Capucchino. Me despido, encaro con decisión, y arremeto los últimos 100m horizontales hasta desaparecer a sotavento del paso. En segundos, me siguen, y nos juntamos, muertos de risa. Vemos los ñires más abajo, y una carpa naranja. Habrá una hora de caminata? No, mucho menos. Bajamos hasta que alcanzamos el lugar de acampe, y ponemos una sola carpa. La otra se rompe por el viento, así que habrá que hacer vivac. No lo veo muy triste a Georgetto. Es más, sé que le divierte. Cenamos arroz con hongos, al que le agregamos una bolsa completa de Shitake que compré en la calle Arribeños unas horas antes de salir. Están espectaculares. Hacemos 12 porciones para 5 personas. Alcanza justo. Nos preparamos unos cafés y mates para cerrar. Fue un buen día.

No hay comentarios: